[...] algo en mi pecho. Está caminando sobre mí algo en mi pecho y ahora pesa más. Aprieta. Aprieta pero solo debo moverme una mano un pulgar una uña aunque sea. Moverme una uña y se irá una sola uña y
Desperté y vi dos grandes ojos observándome en silencio. Mi mirada fija no parecía afectarle ni ponerle nerviosa. Traté de recostarme con dificultad y bajó hasta mi zona abdominal, sentándose de nuevo sobre mí sin dejar de mirarme. Le acaricié la cabeza y cerró los ojos en señal de aceptación. Parecía ser la misma gata que había encontrado… antes. Pero, ¿dónde estaba? Me incorporé notando ahora la completa magnitud de mis agujetas y cansancio físico.